

Nunca me hicieron demasiada gracia los payasos. Sobre todo la clásica pareja del listo y el tonto. Si acaso, el tonto si me resultaba algo simpático, (ahora sé que técnicamente se llama augusto), pero el que no soportaba era a el listo (técnicamente clown cara blanca). Era algo superior a mis fuerzas y totalmente irracional. El maquillaje blanco, esa ceja superlativa disparada hacia arriba, los pantalones bombachos a media pierna, casaca con hombreras, ¡todo brillante de lentejuelas!, y encima con medias y zapatos de tacón. Que yo me preguntaba ¿qué hacía un tío hecho y derecho vestido así?. Y además siempre enmendándole la plana al tonto.
Pues fue en este “Cine de Medianoche”, donde me encontré de sopetón con ese velo, esa sospecha que yo tenía sobre los payasos y el mundo del circo. Fue la noche que proyectaron en televisión “Freaks” o “La parada de los monstruos”, en castellano, peliculón del año 1932 de Tod Browning. En esta para mí, magistral cinta, se muestra un alucinante catálogo de deformidades humanas, de las que se saca provecho en el espectáculo circense, todo ello no exento de humanidad y en algunos momentos de ternura. Otra “joya” del señor Browning es “Garras Humanas” (The Unknown), és muda y con un argumento alucinante. Este film inspiro la canción del mismo título de otro “monstruo” de la escena, Javier Gurruchuga y su Orquesta Mondragón. “Soy el hombre sin brazos del circo …………”.
Si no las habéis visto, no os las perdáis.
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