jueves, 22 de mayo de 2008

Me gusta conducir

La mano fuera de la ventanilla jugando con el viento de la velocidad, la luz del crepúsculo que ilumina a tu pareja dormida en el asiento del copiloto, ¿quién no ha tenido momentos así?, pues claro coño, ¡me gusta conducir. Otro que es daltónico pero al revés y confunde colores de cosas y su coche. ¡La leche de ingenioso!.

Es la nueva ola de publicidad, sobre todo de coches que llamo conceptual. Ya no se anuncia el modelo de coche, sino situaciones agradables que probablemente nos han ocurrido a todos y que nos conectan directamente con ese recuerdo inconsciente nuestro de “estar bien”. Sibilino el asunto ¿eh?. Pues en eso andamos. Por otro lado publicidad ingeniosa, situaciones paradójicas; la verdad es que se riza el rizo. Llega un momento en que la publicidad casi llega a ser un arte refinado. Pero …..

La otra noche estaba disfrutando el intermedio del médico, cojo y cabrón, cuando empezó un anuncio que me enganchó desde el primer momento, una niña como de cinco años que les dice a sus padres que va a tener un hijo. Empiezan a encadenarse imágenes de otros niños contando lo mismo, y diciendo lo que les gustaría dejar a sus hijos. Hablan de que hay que cambiar muchas cosas ¡hay que cambiar el mundo!. Y de que es muy difícil, pero que ¡quién dijo miedo!. Uno que desde que tiene prole es de emoción fácil empieza a sentir el nudito en la garganta y el ojo húmedo, y entonces pienso ¿de quién será el anuncio? (hasta ahora no lo había pensado), ¿UNICEF?, ¿Médicos sin fronteras? o …. ¡la ONCE!. Las imágenes de funden a negro. Lentamente aparece un logotipo. E N D E S A.

¡Serán mamones!

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