
La primera línea de metro de Madrid se inauguró en 1919, el año del Tratado de Versalles, el mismo año en que Mussolini fundó el Partido Fascista y en el que también Falla estreno "El Sombrero de Tres Picos". España intentaba subirse al carro de la modernización europea con el ferrocarril metropolitano, a pesar de las grandes carencias de todos los órdenes de la sociedad española.
Eran ocho estaciones que iban desde la Puerta del Sol a Cuatro Caminos, uniendo el centro de la capital de España con la puerta de las barriadas obreras del norte de Madrid. Hoy en día ésta, la denominada línea 1, se extiende más allá, en sus dos extremos, de las estaciones originales, pero con el pasar de los años, exactamente en 1966 perdió una de sus estaciones, la de Chamberí. Situada entre las de Bilbao e Iglesia, fue suprimida al aumentarse los convoyes de 4 a 6 vagones y ser imposible técnicamente su ampliación.
Durante decenios, ésta estación ha sido una parada fantasma, acumulando polvo y anclada en el pasado, inmune a los cambios de estética de las estaciones y los trenes. Se intuía en la semipenumbra de las luces del vagón reflejadas sobre los azulejos al pasar.
Sin embargo esta mañana, me he llevado la sorpresa al pasar esta por la estación fantasma, de encontrármela iluminada, reluciente con sus azulejos blancos y anuncios multicolores, en pleno esplendor del diseño parisino art noveau en el que se inspiró el arquitecto Palacios. Resulta que don Alberto, munícipe de la ciudad, la ha restaurado y convertido en Museo.
En mis años madrileños, al pasar por esta estación siempre me acordaba de un sueño recurrente en mis estados febriles de gripes y resfriados. Me subía en el ascensor y pulsaba el piso 3º y el ascensor al llegar a éste no paraba, continuando hacia arriba y superando los seis pisos de la finca. Entraba en un territorio extraño y desconocido donde los pisos tenían nombres indescifrables y eran habitados por personas que yo sabía extrañas e inquietantes que me miraban de forma escrutadora. A partir de hoy cuando viaje por la línea 1 y pase por la estación de Chamberí, me tocaré la frente y me preguntaré ; ¿tengo fiebre?.
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