
Nunca me gustó que me impusiesen mis filias y fobias. Y como siempre fui espíritu curioso, cuando me señalaban una fobia, yo indagaba, y a veces la fobia se convertía en filia. Son los inconvenientes del criterio propio. Por eso, yo creo que hay que desconfiar de todo aquello que intente sortear la razón y la lógica, menospreciando nuestro “criterio propio”. Quizá a eso se deba mi equidistancia lejana tanto de la religión como del libro rojo de Mao. Y no a humo de pajas, sino por el resultado empírico de mi educación en un colegio “de curas” y mi militancia en la temprana juventud en una organización maoísta. La experiencia directa de las cosas, o bien la indirecta contrastada por varias experiencias ajenas (lectura, relato, etc.), componen la base fundamental para la formación de nuestro criterio, y nuestro criterio es nuestra independencia. Siempre fue difícil ser independiente, porque supone tener criterio, y a su vez supone adquirir información, analizar, pensar y decidir, y para todo eso hay que tener tiempo y ganas. Los poderes que siempre lo fueron en el mundo, lo saben, e intentan por todos los medios a su alcance, facilitarnos la opinión “hecha”, ahorrándonos el “trabajo de pensar”. Ésto lo hace tanto El País como la Conferencia Episcopal, Comisiones Obreras (o CCOO que diría Urdaci) o la CEOE, tus padres o tus amigos.
Aprendí a no tener miedo a ser distinto, a no pensar como los demás, a poner la cara al viento, como decían personajes tan dispares como Raimon y Manuel Gutiérrez Mellado, aunque escueza. En definitiva, no importarme ser el raro, porque creía lo que pensaba, aún siendo consciente de la posibilidad de estar totalmente equivocado. El gris continuo. Porque es la mezcla del blanco y el negro. Y los colores complementarios son los que mezclados dan gris. Gris …….
1 comentario:
De gris, nada de nada, si acaso transparente, ya que afortunadamente se te ve venir siempre con tus buenas intenciones y lo que es lo más bonito de tu amistad, la confianza que ofreces y la lealtad a tus amigos, así que "endebé", que cuando le damos al trinki, se nos salen a más de uno las lágrimas y nos abrazamos afectuosamente de verdad, como hermanos, no, como verdaderos hermanos. Sigue con tus pensamientos, ofreciéndoselos a los demás a ver si se nos pega algo de lo tuyo para poder ver la vida de otra manera, quizás un poco idealista, pero deseada. Un abrazo muy fuerte. BILBO
Publicar un comentario